El
epitelio respiratorio es un tejido que recubre el sistema respiratorio. El
epitelio respiratorio sirve como barrera protectora y también proporciona
humedad. Las células ciliadas, las células basales y las células caliciformes
son tres tipos principales de células que forman el epitelio respiratorio.
Moviéndose
por la vía aérea hacia la tráquea y las grandes ramas de las vías respiratorias
de los pulmones (los bronquios), el epitelio respiratorio está compuesto
predominantemente por células epiteliales cilíndricas ciliadas. Estas células
delgadas y altas están ancladas en la base del epitelio, que tiene una capa de
espesor. A medida que las vías respiratorias se ramifican y se hacen más
pequeñas, las células epiteliales respiratorias se acortan. Así, a medida que
se acercan los sacos de aire de los pulmones, el epitelio respiratorio se forma
principalmente de células epiteliales cuboidales.
Las
superficies de la mayoría de las células epiteliales respiratorias columnares y
cuboidales están cubiertas con apéndices cortos, con forma de pelo, llamados
cilios. Cabe destacar que los cilios en todas las células epiteliales
respiratorias baten en ondas rítmicas coordinadas hacia el exterior. Las ondas
ciliares mantienen las vías respiratorias limpias al barrer el polvo, las
partículas y los productos químicos capturados hacia arriba y fuera del tracto
respiratorio; se encuentran a lo largo de la tráquea y los bronquios.
Las
células basales del epitelio respiratorio son pequeñas y cuboidales. Se cree
que estas células pueden diferenciarse en otro tipo de células tras la lesión
de la vía aérea para restaurar la capa de células epiteliales.
El
epitelio de la vía aérea superior y todas, excepto las ramas terminales de las
vías respiratorias en los pulmones, están intercaladas con glándulas
seromucosas y células caliciformes. Las células caliciformes del epitelio
respiratorio tienen la forma de una copa de vino columnar, de ahí el nombre.
Estas células fabrican y liberan mucina, una sustancia rica en proteínas
resbaladizas que recubre la superficie epitelial. La mucina protege el
epitelio respiratorio del secado, agrega humedad al aire inhalado y captura
partículas, residuos, patógenos y sustancias químicas, que luego son barridas
por las ondas ciliares. De esta manera, las células caliciformes ayudan a
mantener el sistema respiratorio saludable.
Las vías respiratorias terminan con estructuras llamadas alvéolos
pulmonares o sacos de aire. Aquí es donde tiene lugar el trabajo de los
pulmones: suministrar oxígeno al torrente sanguíneo y liberar dióxido de
carbono. El epitelio respiratorio en los alvéolos consiste en células
alveolares tipo I y tipo II. Las células alveolares tipo I son células
extremadamente delgadas y planas que conducen el intercambio de gases que
ocurren con cada respiración. Las células alveolares de tipo II producen y
secretan surfactante, que recubre la superficie de los alvéolos. El
surfactante permite que los alvéolos se expandan sin estallar durante la
inhalación y evita que las paredes de los alvéolos se peguen entre sí durante
la exhalación.
Las
células del epitelio respiratorio se reemplazan regularmente con células
nuevas. Estas células pueden ser dañadas por contaminantes como el humo
del cigarrillo y el ozono. El daño repetitivo al epitelio respiratorio es
un factor importante que contribuye al desarrollo del cáncer de pulmón.
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